Vamos a inventar los números
– ¿Por qué no inventamos los números?
– Bueno, empiezo yo. Casi uno, casi dos, casi tres, casi cuatro, casi cinco, casi seis.
– Es demasiado poco. Escucha estos: un remillón de billonazos, un ochete de milenios, unmaravillar y un maramillón.
– Yo entonces me inventaré una tabla.
tres por uno, concierto gatuno,
tres por dos, peras con arroz
tres por tres, salta al revés
tres por cuatro, vamos al teatro
tres por cinco, pega un brinco
tres por seis, no me toquéis
tres por siete, quiero un juguete
tres por ocho, nata con bizcocho
tres por nueve, hoy no llueve
tres por diez, lávate los pies.
– ¿Cuánto vale este pastel?
– Dos tirones de orejas.
– ¿Cuánto hay de aquí a Milán?
– Mil kilómetros nuevos, un kilómetro usado y siete bombones.
– ¿Cuánto pesa una lágrima?
– Depende: la lágrima de un niño caprichoso pesa menos que el viento, y la de un niño
hambriento pesa más que toda la tierra.
– ¿Cuánto mide este cuento?
– Demasiado.
– Entonces inventémonos rápidamente otros números para terminar.
Yo los digo a la manera de Japón : unqui, desqui, trusqui, cuanqui, cuaquinqui, mulu, mulunqui, cuque, colcua, ton.
Y yo finalizo con la manera de Valencia: uncri, duncri, trescri, cuacrisi, macrenqui, tuto, tito, pon.
Enhorabuena Elisa! Nos ha encantado el final que has elegido para el cuento de Rodari. 🙂
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