ADIÓS, QUERIDA BALLENA

 

La parte que más me gusta de este libro es:

«Enrique se había pasado la vida pescando peces en el río. Su sueño era el de llegar un día al mar. Pero nunca lo había logrado. Toda su ilusión consistía en verlo una vez… Ahora ya era viejo y no necesitaba salir de pesca.

¡Por fin, por fin tendría tiempo para visitar su querido mar! Y María, su mujer, le dijo:

-Pues vete, hombre, si tanta ilusión te hace.»

Manuel Alejandro